Canciones Buenas #49: Jonathan Richman en un lesbian bar
Hasta hace algunos días la palabra incertidumbre sólo servía para explicar el plebiscito constitucional de Abril. Nos llenábamos de preguntas frente a un escenario político incierto, pero para algunos lleno de ilusión.
El lugar común de cómo puede cambiar todo en un instante parece insuficiente para entender el desarrollo de los últimos días. Para entender cómo eso que llamamos realidad, y a la que nos aferramos con tanta certeza, no son más que tres palitos enclenques.
Hace unos días conversábamos con un grupo de compañeros de trabajo acerca de esta sensación de incertidumbre y ansiedad que ha producido la emergencia sanitaria y no pude dejar de pensar en el 18 de Octubre. En estos cinco meses exactos desde ese otro desmorone de naipes escuálidos.
Y pensé en el paso del tiempo. En cómo las redes sociales nos proveen de tanta información sin procesar que necesitamos para calmar la adicción. De verme ansiosamente con el pulgar en el teléfono en busca de alguna nueva cifra de contagio, de algún otro pelotudo esparciendo bacterias, de algún laboratorio desarrollando una vacuna, de por fin alguna decisión gubernamental. Debe existir una relación entre la manera en la que consumimos esta información y nuestra percepción del paso del tiempo. Como si se tratara de un videojuego, nuestra noción del tiempo se deforma de acuerdo al tamaño del chorro de información que consumimos.
Ernest Hemingway, en una de sus novelas le hace explicar a uno de sus personajes cómo fue que quedó en bancarrota. De dos maneras, respondió Mike, “gradually, then suddenly”.
💌
Decidí compartirte un nuevo disco porque me parece que necesitamos más de eso. Más de compartir, más de escucharnos, más de prestarnos el hombro. Pensé en música que sirva para momentos de desesperanza, para sacarnos la modorra. No sé si estaba buscando discos optimistas, pero al menos algunos que podamos darle play con confianza, sabiendo que nos dejarán en un lugar mejor. Si tienes alguna recomendación, házmela llegar a claudio@cancionesbuenas.com
Que estés muy bien.
Claudio
Jonathan Richman - I, Jonathan (Rounder, 1992)
Cuando les llegó el éxito, los Modern Lovers ya ni existían. Jonathan Richman, el corazón de la banda, estaba probablemente ya en otra cosa. Luego de disolverla siguió una carrera que es difícil de describir en pocas palabras, donde medio patentó esa imagen de despreocupado, medio slacker, del rockero bonachón que te canta de sus penurias con adorable desafinación. Sería el precursor, con bemoles, de lo que ha hecho mi querido Jens Lekman o el más juvenil Mac de Marco, para el lector millenial.
En otras palabras, es muy difícil que Richman te caiga mal.
Haciendo referencia a un concerto que Richman había dado un par de días atrás, el crítico señala enfáticamente cómo fue la experiencia del show diciendo “He simply played and sang with love and joy, and he made his audience feel good.”
Necesitamos más de eso.
🎧 Si solo tienes tiempo para una canción: I was dancing in a lesbian bar