Canciones Buenas #48: vámonos a Zambia
He estado pensando en si es que hay otras formas de consumir música. En para qué usamos, cómo nos exponemos y qué valor le entregamos a todo esto que llamamos música. Durante mucho tiempo descansamos en las radios, que dictaron qué era la moda y en qué consistía el buen gusto y la fama del siglo veinte.
La masificación de lo digital dejó muchos muertos en el camino, pero también algunos cadáveres que nos ha costado un poco más ver, como el del descubrimiento, el de la curiosidad y la sorpresa. En esta rarísima versión del futuro en el que a veces pareciera que estamos, pese al acceso a fuentes ilimitadas de música, recurrimos a nuestro Discover Weekly cuando nos sentimos con ganas de un poco de riesgo.
Como si se tratara de una pánico ante la inmensidad del acceso, pareciera que es cada vez más difícil exponernos a música fuera del radar, incómoda, fuera de foco. Como si todo estuviera orquestado para no tener nunca más ese momento en que todo pareció detenerse alrededor de esa canción o ese disco que te expuso ante la inmensidad y riqueza de los bordes del mainstream. Ese momento en que comenzaste a querer a la música que te acompañó, a partir de ahí, para siempre.
¿Será que en este extraño futuro ya no hay lugar para sorpresas? ¿Que ante tanta hostilidad que nos rodea nos refugiamos en nuestro par de certezas?
Varios Artistas - Welcome To Zamrock! Vol. 1 y Vol. 2
Como suele pasar en otras crisis económicas, todo partió con una crisis que afectó a Zambia a principios de la década de 1970. Lo que hizo posible la aparición de lo que nos convoca fue la mezcla de dominio cultural británico, una generación con ganas de probar de lo que eran capaces en un país en formación y una ley de cuotas radiales para favorecer la música local.
Lo que sucedió en el corto lapso de algunos años fue una explosión cultural. En lugar de la proliferación de bandas que rescataran tradiciones musicales locales, bastó un par de improvisados estudios para que un grupo de jóvenes de Lusaka se atrevieran a mezclar música local con ritmos funk, letras afiladas y contingentes más ruidosas guitarras psicodélicas. Los nombres más importantes de la época serían Paul Ngozi (carismático líder de la Ngozi Family) y Emmanuel “Jagari” Chanda, líder de W.I.T.C.H., el acrónimo de ‘We Intend To Cause Havoc’, banda definitiva de lo que luego se denominaría Zamrock.
Lamentablemente, el esplendor esperado para la joven nación no fue lo prometido. La masificación del Sida que afectó a buena parte de estos músicos, unido a la profundización de la crisis económica de finales de los setenta debido a la baja en el precio del cobre, hizo que la energética escena musical fuera desapareciendo de a poco.
Durante los última década, algunos sellos especializados como Now-Again Records han reeditado estas joyas africanas, tan alejadas del afro-beat dominante en el norte, con el que varios solemos identificar torpemente la música moderna que viene del continente.
🎧 Si solo tienes tiempo para una canción: Ngozi Family - Hold On.