Canciones Buenas #37
Esta semana le pedí a mi amigo Jorge Acevedo que compartiera dos discos que signifiquen algo para él y que califiquen para compartir contigo en este newsletter. Respeto mucho a Acevedo. Entre otras razones, porque es de aquellos que no tiene miedo a poner sobre la mesa dudosos criterios para definir lo que le gusta. Porque lo he visto haciéndolo. Porque a veces incluso es capaz de convencerte. Puedes leer más de lo que escribe Jorge en Super45 y también, últimamente, en La Tercera.
Como era de esperar, los dos discos que recomienda son peculiares. De entrada, siempre me ha parecido una curiosa elección vital decidir la misma carrera donde ha brillado tu parentela. Abogados hijos de abogados exitosos, hijos de políticos viviendo promisorias carreras políticas indicando que su apellido tiene menos que ver que su espíritu de servicio público. En fin, lo mismo con el señor Penn (como en la Biblia: hermano de Sean y Chris, hijo de Leo), quien debutó con este batatazo pop signo de los tiempos, pero cuya carrera pop luego se fue yendo al despeñadero antes de agarrarse con fuerza a la producción y, fundamentalmente, a las bandas sonoras para series y películas. Y a casarse con Aimee Mann <3. Mis respetos, Michael.
El otro disco es una provocadora mezcla de romanticismo noventero y soul del inclasificable Terence Trent D’Arby. Una mezcla de Charles Bradley con D’Angelo que entró en este mundo en busca de su destino y terminó en manos de productores desalmados -y de su ego desatado- para terminar en los saldos de descuentos de la feria del disco.
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Que tengas un excelente fin de semana y que te acompañen siempre canciones buenas.
MICHAEL PENN – MARCH (RCA, 1989)
“So, she says is time she goes / but wanted to be sure I Know/ she hopes we can be friends”. Así: claro, contundente y preciso inicio de disco. Luego me cuentan de la última poesía alambicada de algún maldito y la sazonan con un poco de autoayuda de la era de acuario de Jodorowsky. Mejor, no me cuenten sobre eso y déjenme con un tipo que sabía antes (y después) de decepciones para darme un par de lecciones sobre la vida.
Este es el brief: hermano mayor de superestrella (Sean Penn), hijo de un director de cine y tv de reputación (el patriarca Leo) y hermano de un casi-famoso actor (que en paz descanse, Chris) tiene banda en los 80s que sólo escuchan sus amigos. Como el tipo es testarudo sigue probando con la música y produce con Patrick Warren, ex compañero de grupo, un debut maravilloso llamado “March” y logra colar en la radio de tu preferencia y en la de tu desidia la misma canción, “No Myth”, de la que extraíamos ese verso inicial. Luego, MTV Awards, fama, fortuna y un futuro esplendor dispuesto a ser echado a perder. Y que así sea.
El crítico de música Simon Reynolds definió “808 & heartbreak” de Kanye West como un disco del tipo “me desperté esta mañana con la tristeza de una superestrella”. Bueno, digamos que “March” es lo opuesto en una imaginaria línea. No sólo está la desilusión de una sobre expectativa amorosa de “No Myth”, sino que la esperanza a medias de “This and that”, la resignación de la muy hermosa “The Innocent one” y, por qué no, una oda al Rin-raja en “Big House”. Todo eso en un fantástico primer álbum que jamás tendría una continuación a la altura ni del éxito ni del acierto musical.
🎧 Si solo tienes tiempo para una canción: No Myth
📻 Lo puedes escuchar completo aquí: Spotify | iTunes Music
TERENCE TRENT D’ARBY – VIBRATOR (Columbia, 1995)
Ahhh… la bipolaridad. Que serían sin ella los gobiernos, el mercado económico y tu madre que, en estos momentos, te llama por segunda vez en el día. También la trabajamos por acá, por qué no. Si la anterior recomendación iba sobre un tipo destinado al fracaso que triunfó, ahora vamos con uno destinado a ganar que venció. Y después perdió. Pero cuando le ocurría esto último no se daba ni cuenta, porque todo el resto estaban equivocados. ¿Pensando en algún jefe de ustedes? Mejor llámenlo Terence Trent D’arby.
Alguna vez boxeador, otra vez militar y, por último, radicado en Alemania, Terence Trent grabó en 1987 un clásico instantáneo del soul contemporáneo llamado “Introducing the hardline according to…” . Y, como estaba destinado a ganar, el artista no se contentaba sólo con componer, sino que también tocaba la mayor parte de los instrumentos, despachándose con clásicos del porte de “Wishing well” y “Sign your name”. Hasta ahí, todo perfecto, excepto que el hombre era dado a las frases grandilocuentes (comparar su debut con Sgt Pepper, por ejemplo) y peor, aún, a discos inflados de megalomanía. Para mejor referencia vayan a su segundo disco, el conceptual “Neither fish nor flesh” o, mejor todavía, escapen de él.
Las pésimas críticas no amilanaron a Terence quien “mejoró” puntería en “Symphony or Damn”, con la huida final de los pocos fans que le quedaban y que daría su auto tiro de gracia con el “Vibrator” que acá nos convoca. ¿Este era su disco de resurgimiento? Claro que sí. Pero, por supuesto, que no lo fue, aunque acá hayan las mismas buenas canciones que los anteriores y la clara intención de tocar todos los palos posibles, porque soy-un-grande-y-lo-puedo-hacer-todo. Para muestra, las primeras 6 canciones que van del rock con ritmo sincopado de “Vibrator” al cruce del lounge y lo latino con “We dont have that much time together”, pasando por el funk de “Supermodel Sandwich”, las baladas soul rompe corazones con “Holding on to you” y “Undeniably” y la cita a Prince con “Read my lips”.
Después de intentarlo algunas veces más en los 90s, el hombre decidió que el problema iba por el Registro Civil y la residencia, y al irse a vivir a Italia se comenzó a llamar Sananda Francesco Maitreya, facturando discos con ese nombre y evitando cualquier referencia en sus actuaciones a su pasado como Terencio. Por supuesto que todo ello fue con bautizos, ceremonias de purificación y otras variadas expresiones de delirio de grandeza que no vienen al caso, porque esencialmente sólo le importan a Sananda o el símbolo que se llame hoy por hoy. Mejor para recordarlo, dedicar un rato a uno de sus maravillosos tratados de música negra, como el que hoy les entregamos.
🎧 Si solo tienes tiempo para una canción: Holding on to you
📻 Lo puedes escuchar completo aquí: Spotify | iTunes Music