Canciones Buenas #35
Hola!
Esta semana te quiero compartir el que para muchos es uno de los mejores discos de los noventa, The Miseducation of Lauryn Hill. La buena de Lauryn estaba en estado de gracia, antes que la vida y sus fantasmas se le vinieran encima. Se me ocurrió que podía ser una buena idea compartírselos, luego de venirme programando una selección de hiphop en el auto, cuando veníamos de vuelta desde la playa.
El otro disco es de Elliott Smith. Cada vez que pienos en Smith me tomo una pausa, tomo un poquito más de aire de lo que necesito. Como que necesito sacar los ojos de la pantalla, o de donde tenga la vista fija, para detenerme en otra cosa. En un árbol, en la temperatura, en el desorden de los libros delante mío, en el ruido que hacen los niños del jardín infantil que tengo acá al lado. Me encanta esa sensación y son pocos los discos que me lo provocan. Gracias por tanto, Elliott.
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Hace un par de meses empezamos un experimento en Spotify. Fácil Escucha es una serie de listas de reproducción hechas por seres humanos pensados para ser escuchados durante la jornada laboral. Están separados por días y son actualizados todas las semanas. Es una cantidad de trabajo ridícula y está hecha, como muchas cosas buenas, sin fin de lucro. Si no sabes qué escuchar después de revisar mis recomendaciones de esta semana, dales una oportunidad.
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Recuerda que cada martes y jueves a las 10PM puedes sintonizar Radio Zero 97.7 (radiozero.cl también sirve para el streaming) y revisar conmigo una selección de música independiente. Si te da lata, puedes descargar el programa en formato podcast desde acá.
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Que tengas un excelente fin de semana y que te acompañen siempre canciones buenas.
Lauryn Hill - The Miseducation of Lauryn Hill (Columbia, 1998)
Luego de este disco, la carrera de Lauryn Hill se desplomó violentamente. Supongo que nunca será un ejercicio sencillo superar el impacto que debe haber sido vender más de cuatrocientos mil copias de esto disco solo en su primera semana. O, más que números, cerrar uno de los discos más exquisitos de esto que se vino a denominar después neo-soul. Entre una hemorragia de intérpretes arrancando pedazos de la tradición soul, el debut en solitario de Lauryn Hill es un tótem al que es imposible hacerle el quite.
Sólo meses después de su lanzamiento, hubo una demanda por plagio (por supuestamente haberse apropiado del trabajo del colectivo New Ark que trabajó con Lauryn en el disco). Un amigo suyo diría luego que el juicio supuso el comienzo de un efecto en cadena de la locura que ocurriría después. Silencio durante años -algo imperdonable para el star system que tanto la premió-, haber rechazado ser protagonista de Matrix, Bourne y ser una de las Ángeles de Charlie, haberse unido a un extraño culto religioso, es sólo lo que pasó inmediatamente después. Rompió su silencio discográfico con un extrañísimo MTV Unplugged, se peleó con los Fugees en mitad de una gira, es famosa por sus atrasos en conciertos y pasó unos meses en la cárcel por enredos con impuestos. Todo eso pasó.
Pero nos quedó un disco que de tanto escucharlo perdí la cuenta de la cantidad de hits que contiene. Uno no sabe por dónde empezar ni donde detenerse. En mi opinión, hasta ahora The Miseducation sigue siendo ese tótem que parece mirar desde arriba a tanto gandul tratando de pasarnos gato por liebre mientras rapea sobre bases sesenteras.
🎧 Si solo tienes tiempo para una canción: Ex-Factor
📻 Lo puedes escuchar completo aquí: Spotify | iTunes Music
Elliott Smith - Either/or (Kill Rock Stars, 1997)
Las personas no cantan con el corazón. Más bien recurren a la garganta, un poco a los pulmones y, definitivamente, al hambre (de fama, dinero o comida, indistintamente). Tras la industria de millonarios-depresivos-alternativos que lloran dólares al por mayor, se ubicaba nuestro artista en cuestión. Sí, es cierto, ganó algunas divisas (no, muchas). Es verdad, vivía en una constante autoflagelación (ésa fue su actividad final). Pero si alguien me va a hacer dudar de mi premisa inicial, que sea Elliott Smith, por favor.
Lo de arriba lo escribió el amigo Jorge Acevedo a dos años de la muerte de Smith, en una de las cientos de miles de reseñas y visitas que la crítica musical le ha dedicado al malogrado Elliott. De él podría contar cien mil historias. De cómo partió todo. De sus documentados traumas y excesos. Pero siempre será mejor quedarse con las canciones que nos dejó.
Cuenta la historia que Gus Vas Sant quedó tan impresionado luego de escuchar este disco que terminó invitando a Smith a participar en la banda sonora de la película Good Will Hunting, que lo llevaría a cantar la hermosa Miss Misery en la entrega de los Óscars de 1998 con su timidez de fábrica y un imposible traje blanco. Mirando la frugal discografía que nos dejó Elliott, este es probablemente mi disco favorito, donde logra combinar en dosis precisas esa tradición de cantautor con arreglos beatlescos (díganme si el comienzo de Between de Bars no es un guiño a Rockie Raccoon) que se verían muchísimo más maduros y un pelín saturados en XO (1998) y, sobre todo, su disco final Figure 8 (2000).
Me acuerdo cuando me enteré de la muerte de Elliott Smith. Finales de 2003 fue una época enredadísima en mi vida, obnubilado en darle sentido al entrenamiento del que venía saliendo que poco tenía que ver conmigo, completamente ciego a lo que me decía el corazón, si me permites la cursilería. Volver a Smith es para mi volver a revisar ese cuaderno viejo, lleno de garabatos sin sentido y melodías que me ayudarían después a entender todo mejor.
🎧 Si solo tienes tiempo para una canción: Say Yes
📻 Lo puedes escuchar completo aquí: Spotify | iTunes Music